viernes, 31 de julio de 2015

ayer, Aqui... junto ..a ti.

No es que no le hiciese falta arreglarse para estar guapa, es que era más guapa cuando no sabía que la estabas mirando.Le caía el pelo por la mejilla, y un mechón se le quedaba pegado en el labio, como si hubiese estado todo el día preparándolo, pero le salía solo y a todas horas. Aun sueño con ese mechón. Miraba por la ventana y decías: “¡Joder, que suerte tienen esos cristales!” Por no hablar de la ropa, siempre le quedaba como hecha a medida, daba igual la talla, la tela o el estilo, siempre le quedaba bien,pues el día que se la vi puesta quise comprarme una cámara réflex y aprender fotografía, porque no soportaba la idea de no volverla a ver con ella puesta. Tenía la piel más suave que he tocado nunca. Se ponía morena al segundo día de playa y al tercero te daban ganas de mojarla en café con leche y comértela para desayunar. Tenía el pelo del color de la noche, era un espectáculo ver amanecer a su lado. Se reía, mucho, y muchas veces. Tenía la boca enorme, para comerme mejor, como la abuelita del cuento, pero siempre daba mordisquitos pequeños, decía que así le duraba mas, que estaba demasiado bueno como para terminarme en un día, que le tenía que durar toda la vida. Supongo que nadie sabe cuánto es “toda la vida”, pero definitivamente, a ella le quedaba aun mucho por morder, se fue dejando demasiados platos a medias. Supongo que, a veces, “toda la vida” es demasiado poco tiempo.

Vérsame en tu boca

Su forma de vivir era un constante desafío a la vida. Me desafiaba a mí y hasta la suerte. Bailaba con los gatos más negros sujetando un paraguas de color morado bajo la escalera de incendios, mientras derramaba sal a diestro y siniestro cualquier martes y trece. Loca la llamaban. Pero lo que muy pocos sabían es que los gatos la entendían, y el paraguas solo un impermeable para las penas, porque la sal que derramaba, no era otra cosa que sus lágrimas....